jueves, 23 de octubre de 2008

El Retrato de la Bailarina


(en homenaje a Oscar Wilde)

"La única forma de librarse de la tentación; es caer en ella."


Cada mañana pasaba por delante de aquella tienda, desde hacía casi ya dos años. Desde el primer día que pasé por delante de aquella pequeña galería de arte que, sin pudor alguno, exhibía aquel desnudo de una bailarina en semi-oscuros; quedaba extasiado... Nunca supe quien era el autor de aquél lienzo, para qué saberlo??? Daba igual; sólo importaban sus delicadas piernas, sus nalgas respingando su espigado cuerpo, su esbelto cuello, su mirada de cisne... Desde el primer día quedé extasiado, y como cada mañana pasaba por delante de aquella tienda a sonreirle al cuadro, después de haber soñado con ella danzando sobre mi pecho, alzándola y retorciéndonos en la cama en una danza desenfrenada... lamiendo su fino cuerpo; ella voraz con mi sexo, ensalivándolo, mimándolo con caricias, saboreando cada una de sus venas que palpitaban ante su lengua; el glande entre sus labios, su lengua circunvalando... La alzaba entre mis brazos y se enrroscaba a mi cintura mientras jadeaba y mecía los brazos estirando su cuerpo hacia atrás como si fuera un cisne iniciando el vuelo encadenada a mi verga que extallaba entre su sexo, suave como las plumas... Como cada mañana, le sonreía al cuadro (que era mi amante nocturna) Y luego me alejaba cantando en mi cerebro una canción:


Mis ojos... van al cuadro
algo se ha iluminado
y en su interior
las figuras danzan
me miran fíjamente y se agrandan...

Mi cuerpo... pesa menos
siento que me elevo
las pistolas de warhol
sin munición
se nubla en mi cerebro la situación...

Rodeado... por miradas
algo difuminadas
y admito los colores
de su interior
sufre mi figura una transformación...

Y aquellos ojos blancos
formándose a su lado
me obligan a sentirme así
están tras de ti...

...están tras de ti.



Aquella mañana estaba en la biblioteca (necesitaba unos libros de informática) y mientras andaba absorto en los libros de los estantes bajos a mi derecha se alzaron unas zapatillas sobre su punta. La absorción de los libros se transformó en absorto en aquellas piernas que se elevaban, embutidas en unos tejanos que marcaban al aire su respingón trasero. Me erguí sin apartar mi mirada y a su sonrisa, pregunté:

- Perdona, eres bailarina de clásico???
- Si -respondió con melódica voz-, cómo lo has sabido??? Ah, estoy alzada, es que no llego a esos estantes tan altos...
- Espera, te ayudo...
- Ah, también eres bailarín... hazme un "portè" -soreiste.
- No no, no lo soy, si quieres te cojo el que buscas...
- Mejor si me izas, vale, no peso tanto y ya verás soy muy liviana...

... Y vaya si lo era. la cojí de su cintura y con un grácil salto, se elevó como una pluma en una corriente de aire, dejando su trasero frente a mi cara. No era muy alta, pero era esbelta como una estatua... como si posara para un retrato...

- Gracias -sonrió, de nuevo.
- Oye, si no es molestia, te gustaría tomar un café??? Hay una cosa que me gustaría enseñarte... Te gusta la pintura??? Conozco...
- Vale, vale, respira y me lo explicas por el camino, me apetece un capuccino... Sí, me gusta la pintura. Y éso que me quieres enseñar qué es, tu amigo??? -respondió haciendo una mueca de desagrado.
- Mi amigo??? No no, por favor, es un cuadro que... Ya verás, confía en mí, te gustará... por favor...
- Vale, vale... jajja, tenías que haberte visto la cara que has puesto...

"La que quiero ver, es la que pondrás cuando veas el cuadro..." Y desde aquél día mis sueños se hicieron realidad... y ya no volví a pasar cada mañana por aquella tienda...

...

Hasta hoy.

Hacía dos días que no llamabas (ayer te ibas con la compañía, a Bilbao) Hoy salí por la mañana a verte en el cuadro, como hacía dos meses ya no hacía... Y allí plantado, absorto en el retrato que reflejaba a un anciano con una lamparilla de aceite (me recordaba a la portada del "Aqualung" de [B]Jetro Tull[/B])... (Sí, definitivamente era esa portada)... pero algo en sus ojos... un brillo apagado como el que había en el espejo ésta mañana; cuando pensabas que ya eras viejo... que ella empezaba a extender ahora sus alas, a volar como un cisne... Y sí, algo en el cuadro era diferente... Era yo quien me observaba desde el lienzo, colgado en aquella pequeña galería... veía mi gastado cuerpo comenzar a caminar entre la gente que pasaba, alejándose de mi alma presa en el retrato...

.........

El Cuadro II. Héroes del Silencio. cd: Senderos de Traición.